Este articulo es un aporte mas al tema de la pubialgia,me parecio importnate publicarlo,porque esta orientado a la biomecanica de la cintura pelvica,zona que esta directamente involucrada en la esta lesion,cuyos movimientos realizados en ciertas descompensaciones ,es una de las causas directas que la ocacionan.Al final del articulo esta la bibliografia para poder ampliar mas este articulo.
Odalie Marugán de los Bueis1, Olivia Miralles Garijo2
1Diplomada en fisioterapia.
2Licenciada en Podología.
Correspondencia:
Olivia Mirelles Garijo
Aguilar, 40. 3º 1ª. 08032 Barcelona.
Resumen
En este artículo se describe el comportamiento biomecánico
de la cintura pelviana de forma resumida.
Por un lado, analizamos el movimiento de los ilíacos
que siguen el desplazamiento de los miembros inferiores
a través de las articulaciones coxo-femorales.
Por otro lado, analizamos el sacro, que compensa
los movimientos de la columna lumbar a través de
la bisagra lumbo-sacra.
Mecánicamente, los movimientos de la región
lumbo-sácrica-ilíaca, están estrechamente relacionados
y vamos a conocer sus mecanismos básicos
de funcionamiento.
Palabras clave: Cintura pélvica. Comportamiento
biomecánico.
La cintura pelviana
Es un anillo óseo formado por tres elementos: el
sacro y los dos huesos ilíacos. Los ilíacos, a su vez,
son la función de tres huesos: el ilion, el isquion y el
pubis, que se reúnen a nivel del cótilo por un cartílago
en forma de Y griega, que es la forma de crecimiento
del hueso durante el desarrollo y que se encuentran
fusionados en el individuo adulto. El hueso
ilíaco se articula con el sacro a través de las articulaciones
sacroilíacas por la parte posterior y entre
si a nivel de la sínfisis del pubis por la parte
anterior. A su vez, el ilíaco se articula con el fémur.
La pelvis es el punto de encuentro entre el tronco y
las extremidades inferiores. Es el sostén del tronco
y del resto de la estructura del cuerpo.
La cintura pelviana, considerada en conjunto, transmite
los esfuerzos entre el raquis y los miembros inferiores,
ya que soporta el tronco y el peso de la parte
superior del cuerpo a la vez que también es el lugar
donde se articulan los fémures. Por tanto, es un elemento
de transición de los miembros inferiores.
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REVISIÓN DE CONJUNTO
La cintura pelviana en estática
Cuando el individuo está en estática, la resistencia
del suelo se transmite a través de una fuerza ascendente
a la parte superior del cótilo. A este nivel se
divide en dos fuerzas desiguales. La más débil conduce
a la articulación sacroilíaca, la más importante
sigue la rama iliopubiana y se encuentra con la
fuerza ascendente opuesta a nivel de la sínfisis
púbica, que va a ser la encargada de equilibrar las
diferencias de apoyo que raramente son simétricas.
(Figura 1).
La sínfisis púbica
No es una articulación en el sentido estricto de la
palabra. Las superficies articulares que la forman
están muy separadas una de la otra. Se trata de una
acumulación fibrosa relativamente elástica. Sus
movimientos son, de hecho, deformaciones de ésta,
que permiten pequeños deslizamientos.
Consta de un ligamento interóseo parecido al anillo
fibroso del disco intervertebral y funciona mecánicamente
de la misma manera. El conjunto está
recubierto por un manguitof fibroso reforzado por
cuatro ligamientos: anterior, posterior e inferior.
Las ramas púbicas soportan grandes tensiones musculares,
prácticamente siempre asimétricas, que
traccionan del ligamiento anterior y del manguito
fibroso puesto que son el lugar de inserción de:
– Hacia abajo: de los aductores y el recto interno.
– Hacia arriba: del pilar de los oblicuos y el recto
mayor (Figura 2).
La sínfisis púbica tiene la función de amortiguar las
rotaciones anteriores y posteriores de los ilíacos que
arrastran con su movimiento a las ramas pubianas y
los tubérculos pubianos. Asimismo, se encarga de
amortiguar las asimetrías de apoyo que llegan hasta
el pubis a través de las tensiones musculares. Un bloqueo
de esta articulación, ya sea por cizallamiento o
por deslizamiento, puede ser causa de una pubalgia.
La cintura pelviana en dinámica
En dinámica, a nivel de la pelvis se generan dos
torsiones opuestas debido a que un miembro inferior
está en apoyo y el otro en oscilación.
Biomecánicamente, a nivel de la pelvis sucede lo
siguiente:
– Por un lado tenemos el sacro, que forma parte
del tronco y acompaña al raquis en el movimiento
de la columna lumbar. La gravedad del
tronco, de la cabeza y de los miembros superiores
se transmite a través del raquis y llega hasta
el L4. A este nivel, encontramos un mecanismo
de amortiguación, que ya podemos considerar
integrado en la cintura pélvica. Está constituido
por los discos intervertebrales L4/L5, L5/
S1 y los ligamentos iliolumbares. Estos ligamentos
van desde las apófisis transversas de L4
y L5 hasta las crestas ilíacas y de L5 hasta la
parte anterior de la articulación sacroilíaca.
– Durante la deambulación, la carrera o el salto,
los miembros inferiores propulsan la pelvis y
ésta, a su vez, arrastra el tronco hacia adelante.
Los ligamentos iliolumbares son los encargados
de frenar esta inercia y de limitar los movimientos
de la columna lumbar en inclinación
lateral y el flexo-extensión.
A su vez, el sacro se articula con L5 a través de
la bi-sagra lumbo sacra.
L5 tiene movimiento de flexo-extensión y
lateroflexión-rotación. El sacro equilibra la co-
Figura 1. Fuerzas ascendentes y descendentes de la
cintura pelviana
Figura 2. Anillo y manguito fibroso de la sínfisis del
pubis
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REVISIÓN DE CONJUNTO
lumna lumbar con sus propios movimientos de
extensión-flexión opuestos a los de la columna
lumbar (que realiza a través de un eje transversal
que pasa a nivel de S2) y de torsión, con los
Figura 3. Ejes de movimiento del sacro
Figura 5. Retroversión pélvica con cifosis lumbar
Figura 4. Anteversión pélvica con lordosis lumbar
que compensa los movimientos de inclinación
lateral y rotación. La torsión puede ser a derecha
o izquierda sobre cualquiera de los dos ejes
oblicuos, que también pasan a nivel de S2
(Figura 3).
– Por otro lado tenemos los ilíacos, que son arrastrados
por los movimientos de los miembros
inferiores y que a su vez arrastran la columna
lumbar a través de la tensión sobre los ligamentos
iliolumbares. El ilíaco se desplaza respecto
al sacro alrededor del eje axial, que se encuentra
a nivel de S3 y tiene dos movimientos: rotación
anterior y rotación posterior.
A cada paso, durante la deambulación, la carrera o
el salto, la coxo-femoral, la pelvis y la columna lumbar
se mueven arrastradas por el movimiento que
generan los miembros inferiores, sus movimientos
son mecánicamente indisociables. El movimiento
de flexión de la coxo-femoral va acompañado de
una retroversión pélvica debida a la tensión de los
músculos posteriores extensores y a su vez acompañada
de una flexión lumbar (actitud cifótica). La
extensión coxo-femoral, por la tensión de los músculos
anteriores flexores, ocasiona una anteversión
pélvica y una flexión lumbar (actitud lordótica)
(Figuras 4 y 5).
Cualquier limitación en el movimiento de la columna
lumbar afecta al movimiento coxo-femoral
y cualquier disfunción coxo-femoral impide el
movimiento lumbar.
A nivel de las articulaciones sacroilíacas es necesario
que se conserven los micromovimientos del sacro
y el ilíaco entre si. Cualquier disfunción en estas
articulaciones dificulta la función dinámica de
la cintura pelviana, afectando a la región lumbar y
al miembro inferior.
Conclusiones
A nivel de las articulaciones sacroilíacas, los
macromovimientos de la pelvis en anteversión y
retroversión, se traducen en dos torsiones opuestas,
ya que en dinámica, el miembro anterior receptor
va en flexión y el miembro posterior va en extensión,
ejerciendo cada uno sobre su ilíaco una fuerza
inversa y ocasionando por tensión movimientos de
rotación anterior y posterior de los ilíacos respecto
al sacro.
A su vez, el sacro realiza sus propios movimientos
de flexo-extensión y torsión entre los ilíacos, siguiendo
los movimientos de la columna lumbar.
Los ligamentos iliolumbares unen el movimiento
de ambos segmentos.
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REVISIÓN DE CONJUNTO
Bibliografía recomendada
Bienfait M. Bases fisiológicas de la terapia manual y la
osteopatía. Barcelona: Paidotribo 2001.
Si la pelvis fuera una estructura rígida, no resistiría
estas torsiones inversas repetidas. Las articulaciones
sacroilíacas son las encargadas de absoeber estas
torsiones y el sistema ligamentario que mantiene
el sacro entre los ilíacos, hace posible esta función.
Calais-Germain B. Anatomía para el movimiento. Tomo
I. Barcelona: Los libros de la liebre de marzo, S.L.